Sabías que Lanzarote, la
isla más oriental de las Islas Canarias es conocida como “‘eterna primavera”.
Recibe este nombre gracias a su maravillosa temperatura mediana anual: 21
grados. Es por este motivo que los viajes a Lanzarote se pueden realizar a cualquier
época del año, puesto que siempre nos encontraremos con un tiempo ideal.
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Aun así, cuenta con innumerables contrastes, de entre los cuales destacan sus tierras secas, con oasis de palmeras y playas impresionantes con aguas transparentes. Esto último es, precisamente, uno de los motivos por los cuales muchos viajeros escogen pasar sus vacaciones en Lanzarote.
El mar que rodea Lanzarote
suele ser tranquilo y calmado, e invita tanto a nadar como realizar
submarinismo. Los días de más viento y cuando el agua está más brava, también
es posible realizar surf y kitesurf.
De entre estas playas, destaca el Caletón Blanco, con arena blanca de grano medio y rocas de lava negra del malpaís; ideal para toda la familia. Guacimeta, con aguas tranquilas y un largo paseo marítimo; el mejor para recurrirla a pie o en bicicleta. Cómo también Quemada, situada en la zona norte del Macizo de Los Ajaches, con 310 metros de longitud. Perfecta tanto para nadar como para fondearla.
De entre estas playas, destaca el Caletón Blanco, con arena blanca de grano medio y rocas de lava negra del malpaís; ideal para toda la familia. Guacimeta, con aguas tranquilas y un largo paseo marítimo; el mejor para recurrirla a pie o en bicicleta. Cómo también Quemada, situada en la zona norte del Macizo de Los Ajaches, con 310 metros de longitud. Perfecta tanto para nadar como para fondearla.
Además, en esta isla se encuentra el Parque Nacional de Timanfaya, que está bajo la protección de la Reserva de la Biosfera de la Unesco. Ubicado entre los municipios de Yiaza y Tinajo, el parque ocupa una extensión de 51,072 kilómetros cuadrados y cuenta con más de 24 volcanes, como la Montaña Manada, la Caldera del Corazoncillo o la Montaña de Fuego.
A pesar de que las últimas erupciones se produjeron en el siglo XVIII, entre los años 1730 y 1736, todavía se produce actividad volcánica, habiendo puntos de calor que llegan a los 100-120 y 600 grados a 13 metros de profundidad. Por lo tanto, es muy normal ver géiseres- explosiones de agua caliente y vapor que salen a gran velocidad por algunos de los agujeros de los volcanes- cuando hagamos una visita al Timanfaya.
Ah! después de tanta playa
y excursiones, no nos podemos olvidar de su historia, reflejada tanto a la
arquitectura de la isla como a sus museos y galerías de arte. También de visita
muy recomendada.