Sevilla, histórica y preciosa

Bien es cierto que a España hay muchísimas ciudades que hay que ver por la magia que desprenden, pero también es un hecho innegable que algunas son de visita casi obligada. Es el caso de Sevilla. Los viajes en Sevilla unen el encanto de Andalucía, con sus amigables habitantes, su gastronomía y el alegre ambiente; con un monumentos y una historia difíciles de olvidar.
Su catedral, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco el ante 1987, es la catedral gótica más extensa del mundo, y la tercera más grande de todos los centros religiosos. Empezó a construirse en 1433 de un estilo gótico tardío, pero las remodelaciones que ha sufrido a raíz de los siglos han permitido que tenga diferentes tipos de arquitectura, como gótica, renacentista, barroca, académica y neogótica.

La tumba del viajero y descubridor Cristóbal Colón, se encuentra al brazo derecho de la catedral, a un mausoleo obra de Arturo Mélida. El campanario de esta catedral se la conocía como la Giralda, la torre más representativa de toda la ciudad. Esta, que mide 104 metro de altura, consta de tres cuerpos escalonados, y 25 campanas, cada una bautizada con un nombre.
De raíces absolutamente musulmanas, la Giralda también fue declarada Patrimonio Nacional el 1928, y desde 1987 forma parte de la lista de Patrimonios de la Humanidad.
Por su parte, el Alcázar de Sevilla es el palacio real en activo más antiguo de Europa. Los árabes fueron quién van comenzar a utilizarlo como residencia de sus líderes en 720. Más tarde, después de la Reconquista al 1248, se convirtió en el alojamiento del rey Fernando III de Castilla. Después de él, muchos más monarcas y miembros de la casa real se hospedan en él cuando visitan la ciudad y deciden dormir en ella. Además, su conjunto monumental y sus jardines, también declarados patrimonio de la Humanidad, se utilizan para realizar actas institucionales y exposiciones.
También merece una mención especial la plaza de España, un espacio monumental abierto rodeado de un impresionante edificio semicircular de estilo regionalista. Su superficie abarca 50.000 metros cuadrados, de los cuales, 31.000 sueño espacio libre, por lo cual es un placer andar por ellos, disfrutando de todos los detalles del edificio, que cuenta con una mezcla de estilo mudéjar, gótico y renacentista.
Podríamos destacar muchísimas cosas de esta preciosa ciudad, pero no acabaríamos nunca. Así pues, escogeremos la Torre del Oro como último emplazamiento al cual tendríamos que ir. Se trata de una torre albarrana situada al margen izquierdo del río Guadalquivir. Se ha demostrado que su característica brillantez es debida a una mezcla de mortero de cal y paja prensada.
Se por todo esto que unas vacaciones en Sevilla son una ocasión ideal para disfrutar de impresionantes movimientos alternando la visita de estos con todo aquello inolvidable que ofrece Andalucía.